Es imperativo creerle a Dios para no ir a condenación

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21/04/12 17:13


“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. -Jn. 5.24

1)    La parte más importante e imprescindible de estas palabras de Jesús quizá está en la frase: “... y cree al que me envió”.

Esto es, a Dios Padre, quien envió a Cristo a morir por cada uno de nosotros.

Todo lo que refieren las escrituras apuntan hacia Jesús y su misión profética cumplida en su tiempo, desde las circunstancias de su nacimiento hasta su muerte, resurrección y asensión al cielo (Génesis, Éxodo, Salmos, Malaquías, Isaías, Oseas, Mateo, Lucas, Juan, etc.). De tal manera que quien cree en Jesús en realidad le está creyendo al Padre, quien hizo y planificó todo desde antes de la fundación del mundo hasta su consumación en el Apocalipsis, por ello, quien no cree en Cristo termina siendo doblemente condenado porque no solo no le cree a Jesús cuando nos dejó dicho tal o cual palabra, sino que tampoco le cree al mismo Creador y Soberano quien estableció el cumplimiento de todas las cosas, incluyendo el mayor de los milagros: el que una persona sea salvada tan solo por su fe en su sangre, y no tenga parte alguna cuando la ira de Dios sea derramada próximamente, pues todo se está cumpliendo conforme a la Biblia lo estipula:

“El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.

“Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió”. -Jn. 12.44-45

“Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho”. -Jn. 12.49-50




Nadie se salva por tener o no alguna religión, sea cual sea la que tenga una persona, y tampoco por poner su fe en hombres, santos, vírgenes, imágenes, cruces ni escapularios, estampas, que es idolatría, ni aún por apariciones o experiencias inexplicables ni ángeles. Solo la fe en nuestro Señor y Salvador Jesucristo, no existe otro camino dado por Dios Padre para ir al cielo:



"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. -Jn. 14.6


“El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió”. -Jn. 14.24





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