¿Por qué callé aquel día?

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12/04/09 14:01



Volverán las oscuras golondrinas

Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala en sus cristales
jugando llamarán;

pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
Esas... ¡no volverán!

Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez en la tarde, aún más hermosas
sus flores se abrirán;

pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
Esas... ¡no volverán!

Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará;

pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido... desengáñate...
¡Así no te querrán!


Asomaba a sus ojos una lágrima

Asomaba a sus ojos una lágrima,
y a mi labio una frase de perdón.
Habló el orgullo y enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.

Yo voy por un camino, ella por otro,
pero al pensar en nuestro mutuo amor
yo digo aún: "¿Por qué callé aquel día?.
Y ella dirá: "¿Por qué no lloré yo?".


-Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)




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Recuerdo la historia de una pareja ya mayor a la que el mal del Alzaimer afectó profundamente a la esposa, él la cuidaba, la llevaba a pasear por el Central Park de Nueva York cuando podía hacerlo empujando la silla de ruedas y le contaba cada cosa que se le ocurría… así era la última escena de la película en que conocí esta historia de la vida real.

Hoy muchas parejas se separan básicamente por egoísmo antes que por otra cosa, y dejan un matrimonio destruido a sus espaldas, les resulta fácil acudir al divorcio como una opción legal y normal con la que piensan solucionar sus “supuestas diferencias irreconciliables”. Sin embargo Dios no creó la institución del matrimonio para que un hombre o su mujer puedan olvidar fácilmente sus promesas y votos ante el altar donde se casaron, lo hizo mas bien para que cada uno aprenda a crecer y esforzarse por lograr una relación bendecida del todo y duradera, él no quiere escuchar de poemas que canten al desamor, a un adiós o al olvido (que en realidad nunca llega) sino antes bien a la fascinación mutua como pareja y al ver sus logros mutuos cumplidos, en la seguridad de un hogar bien fundamentado, en los principios de su palabra, y de su corazón que así lo creó un día y lo ha bendecido.

Hoy ninguna pareja se hace la pregunta simple de que: ¿si el otro enferma gravemente y tiene que cuidarlo el resto de su vida, aún sabiendo eso, se casaría de igual modo? Es una buena pregunta, muchas mujeres sobretodo ya no tan jovencitas buscan alguien “que tenga dinero” antes que a alguien honesto y esforzado trabajador como un posible esposo. Los hombres, por nuestra parte, buscamos la “barbie ideal” antes que una buena mujer que, por ejemplo, no se avergüence como muchas lo hacen de las tareas del hogar, y las haga simplemente porque le gusta hacerlo.

El noviazgo debe ser la puerta de entrada donde dos personas deben aprender a conocerse mutuamente y aprender que el otro no es “el ideal perfecto” que todos buscamos, pues también tiene sus defectos, actitudes, hábitos que no necesariamente podemos o debemos cambiar para nuestro provecho pues tampoco cambiaremos en lo que nos toca, por más que amemos profundamente a ”esa otra persona” dentro de la pareja. Aprendemos a conocernos antes, el hombre debe saber expresar su temores sin evitarlos, y la mujer también, el hombre no perderá su “hombría” por saber comunicar a la mujer que le interesa lo más personal o íntimo que ella deba saber antes de casarse, si esa mujer lo ama, entenderá y buscarán afrontar juntos los problemas de su pasado que fueran, pero nunca intente evadirlos pues tarde o temprano estos aflorarán en la intimidad de su matrimonio, por decir algo, si el varón tiene problemas con la pornografía debe saberlo su pareja no para que lo condene sino para que ella le sea ese apoyo que él necesita para afrontar y terminar esa adicción.

Recuerde que nunca debe haber basura en el lecho matrimonial. Debe ser tajante, si él la ama, debe ponerle un punto final a eso.

Igualmente con la mujer, ella debe saber expresar sus verdaderas necesidades y motivaciones, he conocido casos en los que alguien se ha decepcionado de su esposa cuando él se dio cuenta que ella solo se casó con él por su dinero o por sus posesiones, nunca fue porque realmente lo quería como él pensaba y estuvo tan feliz durante la época en que duró el noviazgo, ni ella es feliz porque nunca está a gusto con él, ni él tampoco porque no puede volver a confiar en ella. Aprendan también mutuamente a dejar su pasado atrás y a perdonarse tal como nuestro Señor hace con nosotros si solo le pedimos que nos perdone:

“Y esto érais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” - 1Co. 6.11


La más importante de las relaciones humanas debe darse en base a la confianza mutuas, si alguien nos acepta “como somos” esa es la pareja que necesitamos cuidar y valorar para toda nuestra vida y no otra, basada en máscaras, fingimientos, ungüentos ni mentiras pues todo saldrá a luz tarde o temprano y peor dentro del matrimonio, que por ser la unión más íntima y personal que Dios nos dado, resulta ser al final, la más dolorosa de afrontarla. Ningún matrimonio puede darse el lujo de tener algo de qué avergonzarse.


“Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban”. –Gn. 2.25

“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado, ni escondido, que no haya de salir a luz.” -Mr. 4.22




"... Yo voy por un camino, ella por otro,
pero al pensar en nuestro mutuo amor
yo digo aún: ¿Por qué callé aquel día?
Y ella dirá: ¿Por qué no lloré yo?"





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