Un Regalo de Navidad

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28/01/10 17:19



Cuando Ben entregó la leche en la casa de mi prima esa mañana, no mostraba su acostumbrada jovialidad. Era un día de noviembre, yo acababa de llegar junto con mi familia al vecindario y me encantaba que los lecheros aún repartieran la leche de puerta en puerta. Siempre disfrutaba de los comentarios alegres y ocurrentes de Ben, pero esa mañana era el arquetipo del abatimiento. Tuve que preguntarle qué era lo que pasaba y me dijo un poco avergonzado, que dos clientes se habían machado sin pagar; uno debiéndole $ 100.00 y el otro $ 750.00, cantidad que él se vería obligado a pagar. El cliente que le adeudaba $ 750.00, era una mujer joven y bonita que tenía seis hijos y estaba esperando otro, -me explicó.

- Siempre me decía: " Le pagaré en cuanto mi esposo consiga un segundo empleo", pero ni siquiera me dejó su nueva dirección...

Le dije que lo lamentaba mucho, no se me ocurrió ninguna otra cosa ese momento. Y en otra ocasión que lo vi estaba peor, hablaba mal de aquellos niños desaliñados que se habían bebido su leche. Lo que había sido una familia encantadora era ya una partida de bribones. Volví a expresarle mis condolencias y me quede pensando en como podría ayudarlo para que esa experiencia no amargara sus días. Entonces recordé que la NAVIDAD se aproximaba, y me vino a la mente lo que mi madre solía decir:

- "Cuando alguien quiera quitarte algo, dáselo. Así, jamás podrán robarte."

La siguiente vez que vi a Ben le dije que podía hacer algo para sentirse mejor.

- No creo que sirva, - me respondió, pero dígamelo de todos modos.

- Regálele la leche a la mujer. Considérelo un REGALO DE NAVIDAD para los niños.

- ¿Cómo me sale usted con eso?, - replicó.
Ni siquiera a mi esposa le doy un REGALO DE NAVIDAD tan caro. ¡Claro! ¡Como los $ 750.00 no son suyos!...

No insistí porque seguí creyendo que mi sugerencia era acertada, y el asunto se convirtió en motivo de broma.

- ¿Ya le regaló la leche a la mujer? - le preguntaba a Ben siempre que nos encontrábamos, y cada vez parecía que se animaba un poco más.

¡Entonces sucedió!: seis días antes de NAVIDAD, Ben llegó con una sonrisa diciéndome:

- ¡Lo hice!, le di la leche como REGALO DE NAVIDAD.
No resulto fácil, pero no tenía nada que perder. La cosa ya estaba hecha, ¿no?

- En efecto, - confirmé, compartiendo su alegría. Pero esas acciones deben hacerse de corazón…

- Lo sé. Así lo hice, - contestó. Y le aseguro que me siento mejor. Por ello tengo este BUEN SENTIMIENTO NAVIDEÑO. Gracias a mi, los niños tuvieron ¡leche abundante para su cereal!

Pasó el tiempo, las fiestas vinieron y se fueron, y una mañana de enero Ben llegó casi corriendo.

- Tengo que contarle algo asombroso, -me dijo.

Me explicó que cubriendo una ruta de reparto de otro lechero, de pronto oyó que alguien lo llamaba, al voltear vio que una mujer corría hacía él agitando unos billetes en la mano y la reconoció de inmediato, llevaba un bebé en brazos, envuelto en una cobijita blanca.

- ¡Oiga! Espere un momento Ben, - gritaba. ¡Tengo su dinero!

- Ben detuvo el camión y se bajó.

- Lo siento de veras, - se disculpó la mujer. Créame que tenia intención de pagarle.

Le contó que su esposo llegó una noche con la noticia de que había conseguido un departamento más barato y un trabajo nocturno, y con la emoción se había olvidado de dejar su nueva dirección.

- Pero he estado ahorrando. Aquí tiene: $ 100.00 a cuenta de lo que le debo.

- No se preocupe, señora, -repuso Ben, ¡ya está pagado¡

- ¿Pagado? ¿Quién pagó?

- Yo.

La mujer lo miró como si fuera un ángel, ...y rompió a llorar.

-¿Y usted que hizo?, -quise saber.

- No sabía qué hacer así que le di un fuerte abrazo, y antes de que comprendiera lo que estaba pasando, yo también me puse a llorar, sin tener la más remota idea del motivo. Entonces me imaginé a aquellos niños tomando su leche en el desayuno, ¿sabe?, y me alegré tanto de que usted me hubiera metido en esto.

- ¿No aceptó los $100.00?...

- ¡Por supuesto que no!, - me protestó indignado.
¿Qué no habíamos quedado en que LA LECHE ERA MI REGALO DE NAVIDAD?...

-Shirley Bachelder




………………………………….La Biblia dice:……………………………………
"Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?
Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento.

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo." -Mt. 22.36-39 







-Alvaro


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