La maravillosa historia de una cenicienta bíblica: Rut (4


04

29/05/09 07:34

Soneto VII 



 

"Vendrás conmigo" dije -sin que nadie supiera
dónde y cómo latía mi estado doloroso,

y para mí no había clavel ni barcarola,
nada sino una herida por el amor abierta.

Repetí: ven conmigo, como si me muriera,

y nadie vio en mi boca la luna que sangraba,

nadie vio aquella sangre que subía al silencio.

Oh amor ahora olvidemos la estrella con espinas!


Por eso cuando oí que tu voz repetía

"Vendrás conmigo" -fue como si desataras

dolor, amor, la furia del vino encarcelado


que desde su bodega sumergida subiera

y otra vez en mi boca sentí un sabor de llama,

de sangre y de claveles, de piedra y quemadura.



-“Cien sonetos de amor”, Pablo Neruda

 

 

-----------------------------------------------

Ruth: La maravillosa historia de la “cenicienta” bíblica. (4)

 

Capítulo 2

 

“Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas. (…)

Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?

(…)
Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.”  -Rt. 2.1-13

 

 

Así como Pablito Neruda nos da a entender en su poema el afán con el que busca a su compañera, de igual manera nuestro Dios es el primero que anhela reconciliarse con nosotros y, tal como Booz amaba a Ruth desde el primer momento en que la vio, también nuestro Padre celestial nos busca por el mejor medio que pudo dejarnos para conocerlo a él y conocer su amor, su justicia y su bondad: la Santa Biblia tiene todo para contestarnos sobre este afán divino en especial y de la naturaleza de aquel lo legó para nosotros.

 

La primera ocasión en que la Biblia menciona la palabra “gracia” la encontramos en la historia de Noé antes del diluvio: “Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová.” –Gn. 6.8

 

Esta palabra: “gracia”, aquí, significa sencillamente algo que se recibe inmerecida y gratuitamente para beneficio particular y personal. Se recibe inmerecidamente, esto es, como en el caso de Noé, algo por lo cual el juicio y la ira de Dios no alcanzó a tocarlo a este hombre en particular, pues nuestro Creador se especializa y le agrada tratarnos como si solo uno de nosotros existiéramos sobre la tierra, como si fuéramos el único tesoro por el cual se preocupara día con día y en medio de nuestras labores y metas propias. Y en forma personal, pues no le basta solo con relacionarse con nosotros sino también con llegar a tener una compenetración muy íntima, de forma tal que le descubramos los temores, nuestras necesidades, sueños y anhelos que guarda nuestro corazón.

 

Él se especializa en conseguir lo mejor que pueda ofrecer para cada uno de quienes lo sepan amar y buscar.

 

Y ahí aparece esa palabrita: “gracia”, inmerecido favor de Dios, pues no merecemos realmente la más pequeña parte de su reino ni de su amor hacia nosotros, por causa de nuestros pecados:

 

“Ciertamente no hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque.” -Ec. 7.20

 

“…y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud;…” -Gn. 8.21

 

“No hay justo, ni aún uno”. -Ro. 3.10

 

“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.” -Gá. 5.19-21

 

Nosotros, no tenemos nada en realidad que ofrecerle al Señor, ni siquiera una sola hierba del campo nos pertenece en el sentido estricto de la palabra, pues incluso esa simple hierba Dios fue quien la trajo a su existencia y la formó. Incluso cuando muramos nada de aquello que “pensamos tener” habremos de llevar con nosotros, la casa donde vivimos y el auto que algunos tenemos otras personas las ocuparán, al igual que nuestra ropa, zapatos o libros o el televisor. Nadie se ha llevado nunca nada de este mundo al lugar donde le toque estar, al cielo o al infierno, una vez ha pasado el umbral de su propia muerte y ha pasado a la eternidad.

 

Ruth nada tenía que pudiera ofrecerle a Booz por permitirle trabajar en sus campos, tampoco tenemos nada nosotros que podamos ofrecerle al Señor por la alegría de vivir, respirar, disfrutar de una comida o un sencillo refresco en la tarde, o la labor que podamos emprender en nuestro lugar de trabajo, o unas vacaciones que logramos tener…

Ruth nada podía ofrecer: “¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?”

 

Ahí reside lo maravilloso de la “gracia”, y es que, siendo algo inmerecido, es algo que se lo valora y se agradece, y se llega a amar a aquel ser que nos prodiga tal don y nos llega a cubrir con él, dando por manifiesto su propio y maravilloso amor. Del mismo modo como llegó a amar Booz a Ruth así también nos ama nuestro padre celestial, como un príncipe a su princesa, como un padre a su hijo, como un novio a su prometida, con esa gracia especial y particular…

 

“Yo sanaré su rebelión, los amaré de pura gracia; porque mi ira se apartó de ellos.” -Os. 14.4

 

“Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. “ -Mal.3.17

 

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores,…” -1Ti. 1.15

 

“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;…” -Ef. 2.8

 

La gracia de Dios derramada sobre nosotros por medio de Cristo Jesús, nuestro Señor y Salvador, es la que nos permite tener la confianza de ser salvos, esto es, de ser hallados dignos de ir a su presencia una vez crucemos el umbral de la muerte y que, quiéranlo o no, todos hemos de afrontarla un día de estos. La pregunta sencilla entonces es: ¿aceptas el sacrificio inmerecido de Jesús en la cruz por tus pecados y lo aceptas a él como tu Señor y tu Salvador particular y personal, de modo de ser hallado digno de ir al cielo ante Dios Padre?, o, en su defecto, ¿rechazarás esta invitación divina a que te pongas a cuentas con el Creador ante quien un día has de comparecer por todas tus decisiones, los dichos de tu boca y todos tus actos?...

 

“Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, …” -Hch. 15.11

 

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” -Ro. 5.8

 

“Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús; …” -1Co. 1.4

 

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” -Jn. 3.16-17

 

“Gracia” es todo lo que necesitamos, y está disponible para cualquier que se arrepienta de sus pecados y desee aceptar la salvación que Dios Padre ha dispuesto en su Hijo, y que hoy más que nunca nos la hace accesible y nos la da. Mas vale que aceptemos la invitación extendida hacia cada uno de nosotros de nuestro Hacedor y nuestro Dios, a reconciliarnos con él y poder vivir bajo su maravilloso amor por toda la eternidad...

 

“Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.“



.

La maravillosa historia de una cenicienta bíblica: Rut (3


03

/05/09 09:43

Fiera de amor




"Fiera de amor, yo sufro hambre de corazones.
De palomos, de buitres, de corzos o leones,
No hay manjar que más tiente, no hay más grato sabor;
Había ya estragado mis garras y mi instinto,
Cuando erguida en la casi ultratierra de un plinto,
Me deslumbró una estatua de antiguo emperador.

Y crecí de entusiasmo; por el tronco de piedra
Ascendió mi deseo como fulmínea hiedra
Hasta el pecho, nutrido en nieve al parecer;
Y clamé al imposible corazón... la escultura
Su gloria custodiaba serenísima y pura,
Con la frente en Mañana y la planta en Ayer.

Perenne mi deseo, en el tronco de piedra
Ha quedado prendido como sangrienta hiedra;
Y desde entonces muerdo soñando un corazón
De estatua, presa suma para mi garra bella;
No es ni carne ni mármol: una pasta de estrella
Sin sangre, sin calor y sin palpitación...

¡Con la esencia de una sobrehumana pasión!"


 

-“Los astros del abismo”, Delmira Agustini, 1924

 

 

Delmira Agustini nació en Montevideo en 1886, en una familia burguesa, de madre argentina y padre uruguayo. Niña solitaria, fue educada en el propio hogar. Sólo de adolescente salió a estudiar pintura, piano, francés.

Tenía 16 años cuando aparecieron publicados poemas y relatos suyos en conocidas revistas de entonces: Rojo y Blanco y La Pètite Révue.

 

Una poeta precoz, decían los intelectuales de Montevideo. A los 18, escribe columnas en La Alborada, biografías de mujeres, comentarios. Delmira se convierte ella misma en un personaje de la vida cultural, empieza a frecuentar escritores, periodistas, actores. Siempre acompañada por su madre, vigilada por sus ojos.

 

La figura de Delmira Agustini sorprende en su dualidad. Delmira es la hija obediente, guarecida en el hogar y la poeta apasionada, la mujer ardiente, capaz de trazar versos cargados de erotismo.

Es la “Nena” para su padre, y la que recibe la visita de nada menos que Rubén Darío, el gran poeta de América, el creador del Modernismo, que llega a Montevideo en 1912.

 

...........................

Delmira se casa con Enrique Job Reyes, joven comerciante, en 1913. A los cincuenta y tres días de casada, vuelve a la casa de sus padres.

 

Algunos aducen como motivo su enamoramiento del escritor argentino Manuel Ugarte, con el que hacía tiempo se escribía y al que solía ver en Montevideo.

 

Las cartas de Delmira dejan entrever la pasión: “Ud. sin saberlo sacudió mi vida”. A los arrebatos de ella, él respondía gentil, pero retrocedía, se disculpaba, la soslayaba.

Esta es la historia que se repite en su vida: su apasionamiento, sus impulsos, reciben siempre un “tranquila, tranquila” como le supo decir Rubén Darío; los hombres que ama parecen temerle, prefieren mantenerla a distancia. Es una mujer excepcional, fuera de la regla de la época, y no se le perdona.

 

Delmira se sigue viendo con Reyes, el ex esposo. Se encuentran periódicamente como amantes.

La tarde del 6 de julio de 1914, él la cita en una habitación alquilada, le ruega un último encuentro, dice que debe irse a Buenos Aires. En esa cita, en esa tarde de invierno, Reyes la asesina con dos balazos y luego se suicida.

 

Delmira ya había escrito ese momento fatídico en “Lo inefable”:

 

“Yo muero extrañamente...No me mata la Vida,/ No me mata la Muerte, no me mata el Amor;/Muero de un pensamiento mudo como una herida”. .....

 

Extracto de: testella.blogspot.com/2007/07/delmira-agustini.html 

 

 

---------------------------------

Ruth: La maravillosa historia de la “cenicienta” bíblica. (3)

 

Capítulo 2

“Rut recoge espigas en el campo de Booz.

 

Tenía Noemí un pariente de su marido, hombre rico de la familia de Elimelec, el cual se llamaba Booz.

Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo, y recogeré espigas en pos de aquel a cuyos ojos hallare gracia. Y ella le respondió: Vé, hija mía.

Fue, pues, y llegando, espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que aquella parte del campo era de Booz, el cual era de la familia de Elimelec.

Y he aquí que Booz vino de Belén, y dijo a los segadores: Jehová sea con vosotros. Y ellos respondieron: Jehová te bendiga.

Y Booz dijo a su criado el mayordomo de los segadores: ¿De quién es esta joven?

Y el criado, mayordomo de los segadores, respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de los campos de Moab; y ha dicho: Te ruego que me dejes recoger y juntar tras los segadores entre las gavillas.

Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento.

Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía, no vayas a espigar a otro campo, ni pases de aquí; y aquí estarás junto a mis criadas.

Mira bien el campo que sieguen, y síguelas; porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.

Ella entonces bajando su rostro se inclinó a tierra, y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia en tus ojos para que me reconozcas, siendo yo extranjera?

Y respondiendo Booz, le dijo: He sabido todo lo que has hecho con tu suegra después de la muerte de tu marido, y que dejando a tu padre y a tu madre y la tierra donde naciste, has venido a un pueblo que no conociste antes.

Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.

Y ella dijo: Señor mío, halle yo gracia delante de tus ojos; porque me has consolado, y porque has hablado al corazón de tu sierva, aunque no soy ni como una de tus criadas.”  -Rt. 2.1-13

 

Antes de continuar con esta historia es necesario entender en qué situación se hallaba Ruth al llegar con Noemí a los campos de Belén. No solo había enviudado tras 10 años de matrimonio sino que también no había concebido ni un solo hijo en todo ese tiempo, algo que a los ojos de las mujeres de su época era muy triste y deshonroso, pues una mujer fructífera era lo que deseaban en su corazón ser ante su esposo y ante su pueblo.

 

También se encontraba, como descendiente de Moab, bajo la maldición expedida por Dios mismo en Deuteronomio 23.3:

 

“No entrará amonita ni moabita en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no entrarán en la congregación de Jehová para siempre, …”

 

Ruth estaba dolida, cansada, con su corazón destrozado y sin esperanza por el desamparo en el que habían caído con Noemí sin la protección de un varón. En esos tiempos, en Israel, cuando una mujer enviudaba muchos malvados se aprovechaban de la situación sabiendo que no sabría defenderse por sí sola, y le robaban sea por un medio o por otro hasta dejarla sin nada, no se compadecían tampoco de los hijos o de los parientes sobretodo si eran pobres y necesitados; en tales circunstancias muchas morían y otras por sobrevivir caían en la prostitución y lejos de sus familias.

 

Esta es la razón por la cual Dios, a lo largo del tiempo y en la Biblia, muchas veces advirtió a Israel de no aprovecharse de la desgracia de tales mujeres, incluso se lo reprochó a los líderes religiosos en la época de Jesús:

 

“A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos.” -Ex. 22.22-24

 

“Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido.” -Dt. 10.17-18

 

“Tus príncipes, prevaricadores y compañeros de ladrones; todos aman el soborno, y van tras las recompensas; no hacen justicia al huérfano, ni llega a ellos la causa de la viuda.” -Is. 1.23

 

“A la viuda y al extranjero matan, Y a los huérfanos quitan la vida.” -Sal. 94.6

 

“… no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano.” -Zc. 7.10

 

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto recibiréis mayor condenación.” -Mt. 23.14

 

“En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria.” -Hch. 6.1

 

Quizá quien mejor nos da con toda claridad el mandamiento que debemos seguir ante los ojos de nuestro Creador es Santiago, muy por el contrario de todas las amonestaciones que por boca de sus profetas tuvo Dios que hacer, ante una nación que siempre persistió en este tipo de maldades contra los más débiles, y que, dicho sea de paso, nos llega también a cada uno de nosotros hoy día:

 

“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin mancha del mundo.”   -Stg. 1.27

 

Volviendo a nuestra historia, y en tales circunstancias, Ruth empieza a espigar (esto es, recoger del campo, durante las labores de la cosecha, lo que vayan dejando y olvidando tras ellos los segadores, quienes toman lo mejor de cada cosecha dicho sea de paso), justamente en el tiempo adecuado (ya vimos esto antes) y también en el campo adecuado pues ese terreno donde ella fue a parar era de Booz, pariente adinerado y directo de Elimelec y quien no solo la atiende en persona, sino que también se preocupa por su bienestar el mismo instante en que la descubre trabajando en su cosecha.

 

Dios es un Dios que se preocupa profundamente y personalmente por cada uno de nosotros, no está lejos nunca, jamás se aleja aunque no lo hayamos reconocido en nuestra vida diaria y cuando nos conducimos a nuestros trabajos o a nuestros hogares, alejados de él, sin ponernos a pensar en todo lo que él nos cuida aunque nunca lo reconozcamos. Ruth tomó la mejor decisión al depender de Dios (como ya vimos antes también) y él proveyó para ella todo lo mejor que hubiese en esos días a fin de satisfacer sus más profundas necesidades: 

 

“…porque yo he mandado a los criados que no te molesten. Y cuando tengas sed, ve a las vasijas, y bebe del agua que sacan los criados.”

 

Sabiendo lo buena que ella había sido con su suegra, Noemí, Booz tampoco tuvo reparos en recompensar y ayudar como bien pudiera a esta mujer extranjera, incluso la bendijo de parte de Dios con esas palabras maravillosas:

 

“Jehová recompense tu obra, y tu remuneración sea cumplida de parte de Jehová Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte.”

 

Cuando dependemos de nuestro Creador ninguna peste nos asusta, cuando dependemos de nuestro Dios ninguna mala noticia nos desalienta aun cuando como hombres sí podemos entristecernos, mas no nos dejamos llevar por las circunstancias de malas noticias y aprendemos a valorar las pequeñas cosas que tenemos, nos acomodamos a mejores oportunidades y seguimos adelante de mano de nuestro Señor, esperando en él, y solo en él, que se cumpla lo mejor de nuestros sueños o la mayor de todas nuestras esperanzas.

De paso, es bueno que entienda bien lo que hizo Ruth cuando la palabra nos dice:

 

“Entró, pues, y está desde por la mañana hasta ahora, sin descansar ni aun por un momento. “

 

No piense que Dios bendice o ayuda a algún perezoso y en alguna forma, la mejor manera de conseguir las metas que nos proponemos alcanzar es arrodillados y humildes en la oración, y enseguida, con las manos en el arado o en las herramientas que necesitamos par alcanzar lo que soñamos para nuestras vidas. Dios no bendice sino a quien se esfuerza por alcanzar sus más caros anhelos y deseos, aquellos que ha guardado el corazón quizá incluso desde nuestra infancia, y como un tesoro fantástico…

 

“No hay manjar que más tiente, no hay más grato sabor;

.....
¡Con la esencia de una sobrehumana pasión!... “




.

La maravillosa historia de una cenicienta bíblica: Rut (2


02

08/05/09 08:59

Tú me quieres blanca

 

Tú me quieres alba,
me quieres de espumas,
me quieres de nácar.
Que sea azucena
sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada.

Ni un rayo de luna
filtrado me haya,

ni una margarita

se diga mi hermana;

tú me quieres blanca,

tú me quieres nívea,

tú me quieres casta.

Tú, que hubiste todas

las copas a mano,
de frutos y mieles

los labios morados.

Tú, que en el banquete

cubierto de pámpanos

dejaste las carnes

festejando a Baco.


Tú que en los jardines

negros del Engaño

vestido de rojo

corriste al Estrago.
Tú, que el esqueleto

conservas intacto

no sé todavía

por cuáles milagros,


me pretendes blanca

(Dios te lo perdone)

me pretendes casta

(Dios te lo perdone)

me pretendes alba.

Huye hacia los bosques;

vete a la montaña;

límpiate la boca;

vive en las cabañas;

toca con las manos

la tierra mojada;

alimenta el cuerpo

con raíz amarga;

bebe de las rocas;

duerme sobre escarcha;

renueva tejidos

con salitre y agua;
habla con los pájaros

y lávate al alba.


Y cuando las carnes

te sean tornadas,

y cuando hayas puesto

en ellas el alma

que por las alcobas

se quedó enredada,

entonces, buen hombre,

preténdeme blanca,

preténdeme nívea,

preténdeme casta.


-Alfonsina Storni

 

 

El 20 de mayo de 1935 Alfonsina fue operada de un cáncer de mama. La mastectomía le deja grandes cicatrices físicas y emocionales. Siempre había sufrido de depresión, paranoia y ataques de nervios, pero ahora los síntomas de enfermedad mental se recrudecen. Se vuelve recluida y evita a sus amistades.

 

En 1937 se suicida Horacio Quiroga y ella le dedica un poema de versos conmovedores y que presagian su propio final:

 

“Morir como tú, Horacio, en tus cabales,

Y así como en tus cuentos, no está mal;

Un rayo a tiempo y se acabó la feria...

Allá dirán.

Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte

Que a las espaldas va.

Bebiste bien, que luego sonreías...

Allá dirán.”

 

1938 fue el año de incertidumbres y temor por la renuencia de la enfermedad: Alfonsina padece cáncer terminal. En octubre viaja a Mar del Plata. Desde allí, envía dos cartas: una a su hijo, Alejandro, y un "Poema de despedida" al diario La Nación:

 

“Dientes de flores, cofia de rocío, manos de hierbas, tú, nodriza fina, tenme puestas las sábanas terrosas y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame. Ponme una lámpara a la cabecera, una constelación, la que te guste, todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes, te acuna un pie celeste desde arriba y un pájaro te traza unos compases para que te olvides. Gracias... Ah, un encargo, si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido..."

 

Hacia la una de la madrugada del martes veinticinco Alfonsina abandonó su habitación y se dirigió al mar. Esa mañana, dos obreros descubrieron el cadáver en la playa. Aunque los biógrafos aseguran que saltó al agua desde una escollera, la leyenda es que se internó lentamente en el mar.

 

-Tomado de Wikipedia 

 

 

Puedes también hallar interesante su obra en:


 

 

---------------------------------

Ruth: La maravillosa historia de la “cenicienta” bíblica. (2)

 

Capítulo 1

 

“Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá.

 

Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo.

Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.

 

Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.
Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella. Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos. Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.

 

Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemí? Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?

 

Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada. ” -Rt. 1.6-22

 

 

Luego que Noemí se hubo quedado sola con sus dos nueras (muertos su esposo y sus dos hijos), decide regresar a Judá oyendo de los hombres que la época de hambre ya había pasado y la prosperidad volvía a su tierra. Algunos puntos son interesantes en esta parte del relato bíblico y lo desmenuzamos:

 

Primero,

El tremendo mal consejo de Noemí a sus nueras cuando les pide que vuelvan a sus prácticas idólatras y lejos del único Dios verdadero, nuestro Señor y Santo de Israel: Jehová de los ejércitos es su nombre por siempre. ¡A él sean dadas toda la honra y toda la gloria!

¿Se puede imaginar alguien tan perdido de la sana doctrina del evangelio como lo estaba Noemí?...:

 

“…He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella.”

 

Segundo,

Le echa la culpa de sus males a Dios cuando todo terminó como simple producto de un conjunto de muy malas decisiones:

 

“… que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí.” “No me llaméis Noemí (Amable, Placentera), sino llamadme Mara (esto es, amarga); porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?”

 

Tercero,

La declaración que determinó TODO el destino de Ruth:

 

“No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. TU pueblo será MI pueblo, y TU Dios MI Dios. Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.”

 

Esto resulta aleccionador para nosotros que “decimos confiar en Dios”. En realidad, ¿confiamos en él en medio de nuestras propias adversidades, la crisis económica o política o ideológica que pudiera darse? ¿Confiamos en sus promesas? ¿Confiamos que tendremos lo necesario para nuestra vida diaria y la de nuestra familia? ¿Confiamos en verdad que de su mano se harán realidad nuestros mayores y mejores sueños?...

 

Esta sencilla declaración de Ruth la llevó de la desesperanza y el dolor de la viudez a la esperanza y la alegría, del no pertenecer y no ser parte de la protección de Dios a ser una antecesora directa de nuestro Señor Jesucristo y dentro del pueblo de Dios.

 

Dios es un Dios que se preocupa profunda y sinceramente por quienes lo aman, él no se desentiende de nadie, ni siquiera de aquellos que no lo buscan en su vida diaria y que lo ignoran en todas sus decisiones y pasos. Dios es un Dios que busca relacionarse con cada uno de nosotros como si solo UNO de nosotros existiera sobre el universo, como si nadie más hubiera, como si el mundo estuviera y se lo hallara desierto… Dios es un Dios que sufre por nuestras malas prácticas y hábitos en los que nuestro propio pecado nos denigra y nos destruye, y el mundo y el diablo con sus artimañas sutiles y “aparentemente” inofensivas, buscan solo hacernos “uno más del montón” en estos días en que cada cual se va perdiendo…

 

Cuarto,

Cuando Ruth dijo lo que dijo, cambió su vida para siempre, su confianza ya estaba bien cimentada en el Dios de la Biblia, tanto es así de impactante el cambio que podemos darnos cuenta en el último versículo del primer capítulo de este libro, la declaración es contundente para cualquier “desesperanzado que crea que Dios no se preocupa por nadie”:

 

“Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada. ”

 

¿Lo ve?... ¿Lo puede ver bien?: llegaron justo “al comienzo de la siega de la cebada”, es decir, justo a tiempo para aprovechar la cosecha de aquellos israelitas que podían darles trabajo recogiendo el grano y espigando entre las gavillas. Todas las bendiciones y su profundo cambio de vida comenzaron en la dureza de las tareas del campo tras los segadores.

 

Como cristianos, muchas veces, pensamos ser tan especiales y privilegiados ante los ojos de Dios y de los hombres que no entendemos cuando esas mismas bendiciones que anhelamos nos llegan, sobretodo para empezar, de maneras muy sacrificadas, difíciles y duras. Pregunta: el arroz que nos servimos y disfrutamos día a día en nuestra mesa, vino así, solito, sin ninguna complicación ni trabajo ¿y se puso por sí mismo en nuestro plato?... ¿Cuándo entenderemos que Dios es soberano y él conoce la mejor manera de prepararnos para ser hallados dignos de ir a su presencia?... ¿Por qué, si algo nos va mal o resulta duro de trabajarlo en la iglesia, pensamos que Dios ya no está con nosotros, o su Espíritu Santo, o sus bendiciones y sus promesas ya no creemos que serán para nosotros?...

 

Antes de continuar más adelante, en su camino “cristiano” ¿no será mejor que comience por espigar su propio campo primero?... ¿Ha obedecido lo que debe haber obedecido? ¿Se ha bautizado? ¿Ha procurado bautizar a su esposa y bautizar a sus hijos? ¿Escudriña su Biblia a diario? ¿Busca a Dios en las oraciones (tantas como pueda) que resulten ser necesarias?... ¿Por qué tiene Dios que bendecirle, si no ha obedecido en lo que ya conoce de su palabra?... Solo cuando acepte con humildad las tareas de campo que le sean impuestas, estará usted listo para las de mando y de liderazgo que le sean delegadas. Solo cuando aprenda a estar sujeto bajo autoridad, estará listo para ejercer autoridad sobre los hombres.

 

Ruth comenzó de la mano de Dios recogiendo ¡todo el día!, y con su corazón desecho por la viudez, los granos que no alcanzaban a recoger los segadores, y Dios transformó su vida ¡para siempre! de una forma maravillosa…

 

“...y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.”



.