En paz

51
07/10/10 12:20


Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje la miel o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas noches de mis penas;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas...

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!


-Amado Nervo
   



El seudónimo de Amado Nervo corresponde en realidad a Juan Crisóstomo Ruiz, poeta y prosista mexicano, el que se le habían dado al nacer, tras la decisión de su padre de simplificar su verdadero apellido, Ruiz de Nervo. Él mismo bromeó alguna vez sobre la influencia en su éxito de un nombre tan adecuado a un poeta.
Unas dos muertes habrían de marcar su vida: el suicidio de su hermano Luis, que también era poeta, y el retorno "a la fuente de gracia de donde procedía" de su amada Ana Cecilia Luisa Daillez.

Cuando el mismo poeta falleció se encontraba como ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay. Llegó a Buenos Aires en marzo y murió en Montevideo el 24 de mayo de 1919, a los 48 años. Su cadáver fue conducido a México por la corbeta Uruguay escoltada por barcos argentinos, cubanos, venezolanos y brasileños. En México se le tributó un homenaje sin precedente. Fue sepultado en la Rotonda de las Personas Ilustres (antes llamada Rotonda de los Hombres Ilustres), el 14 de noviembre de 1919.

Al mismo tiempo, un escultor hizo una mascarilla en oro que fué la que mandaron a México, el molde en yeso tenía que destruirlo, y así fué, pero el mismo artista que era un adorador del maestro Amado Nervo, tuvo la paciencia de reunir pedazo por pedazo y rehacer toda la mascarilla.

Esa noche se presentaba en el Teatro la actriz Solís María Tereza Montoya, donde de paso le daban un homenaje al poeta encabezado por Juana de Ibarbourou y Alfonsina Storni, y la fué a ver con las intenciones de obsequiarle la mascarilla. Así pues esa mascarilla que tuvo sobre su rostro el glorioso Amado Nervo es la que conservó y le acompaño en todos sus viajes hasta su muerte a la exímia actriz.)





………………………………….La Biblia dice:……………………………………
“La Paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. -Jn. 14.27


El concepto de “Paz” es algo que el hombre anhela profundamente y a lo largo de su vida poder alcanzar de modo permanente, los recientes acontecimientos de la rebeldía policial en el Ecuador dan cuenta clara de lo frágil que puede llegar a ser esa paz, la que el mundo muestra a lo largo de la historia está más que comprobado que ni permanace ni se valora, ni se respeta ni se atiende, ni se la vive ni se la deja vivir. Innumerables ocasiones hay en las que una nación se fue por encima de un acuerdo suscrito con su nación vecina, solo por decir algo, Alemania invadió los Paises Bajos y luego Francia al inicio de la Segunda Guerra Mundial por los tupidos bosques de las Árdenas; todo para, de igual manera, irse dos años más tarde sobre la frontera rusa en otra invasión a ese pais y sin aviso alguno de por medio (sobre quien se supone hubo el acuerdo previo Hitler-Stalin de no invadirse mutuamente).

El mundo está lleno de acuerdos sucritos entre paises, fronteras, religiones, ideologías, hombres, mujeres, ranchos, aldeas, recintos, incluso entre tumbas y tumbas pero tarde o temprano una de las partes rompe el hilo de un acuerdo ya sea por la fuerza física, o de una ley corrupta, o la del poder adquirido o de las armas, basta solo la excusa adecuada y lo que se tenía por una paz “normal” de pronto se vuelve un serio conflicto de intereses donde se impone el que demuestre tener las mayores y equipadas razones y fuerzas.

Al contrario de lo que ofrece el mundo, la palabra de Dios nos ofrece una paz duradera y fresca, la cual se obtiene inmediatamente al aceptar a Jesús como Señor y Salvador de nuestras almas. Y es tan real y tan determinante pues él mismo es el gran autor y consumador de la paz, pues él fue quien la hizo y le dió forma en el mismo instante de la fundación del mundo, y en esto, ningún hombre puede atribuirse su autoría en forma alguna. Esto lo vemos claramente cuando él mismo afirma:

“La Paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. -Jn. 14.27

La Paz os dejo,... :



La Paz, es decir: “LA PAZ”, en su TOTALIDAD se la doy a quien yo quiero. Nótese bien que si existieran algunas “paces” no habría usado estas palabras, quizá diría: “la paz de Dios”, o “la paz que viene del cielo”, o “aquella paz perdurable y eterna”... o cuantas formas semejantes, pero lo que expresa nuestro Señor es sencillo pero también ABSOLUTO, no se desparrama nada “por los bordes del vaso”: LA PAZ: es decir, en su totalidad nos es dada si tan solo creemos en él.
Dicho sea de paso qué distinto a lo que declara Isaías aceca de quienes no conocen ni obedecen a nuestro Señor: “NO HAY PAZ, dice mi Dios, para los impíos”.

MI PAZ os doy... : es decir, “ya que YO LA TENGO, ya que ES DE MI PROPIEDAD se las dejo a ustedes a perpetuidad. “Yo no os la doy como el mundo la da... ” haciendo clara distinción con aquella que el mundo “cree dar” pero que en realidad jamás mantienen firme ni sus naciones ni sus hombres ni sus reyes.

Como cristianos esto no implica que nunca tendremos problemas ni enfermedad ni muerte, significa simplemente que “a pesar de” problemas, enfermedades e incluso muerte todo nuestro ser comprende cabalmente cuan confiados podemos vivir si caminamos de la mano con nuestro Señor; a pesar del dolor e incluso las más grandes desesperanzas nuestro corazón solo confiará en que él controle todas las cosas y las sustente a feliz término para nosotros.


“La paz”, “su paz...”, es una promesa en nuestras vidas que debe ser vivida a diario y hasta inconcientemente como el respirar o alimentarse.



“No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”. ...




-Alvaro 



.

No hay comentarios:

Publicar un comentario