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20/01/09 13:48
El hombre casi no vio a la señora, dentro del
auto parado al costado de la carretera. Llovía fuerte y era de noche, y pronto
se dio cuenta que ella necesitaba de ayuda, así que detuvo su auto y se acercó.
El auto de la señora olía a tinta, de tan nuevo, ella pensó que pudiera ser un
asaltante, pues él no inspiraba confianza, parecía pobre y hambriento...
Entonces él percibió que ella tenía mucho miedo y le dijo: “Estoy aquí para
ayudarla madame, no se preocupe, por qué no espera en el auto que está más
calientito? A propósito, mi nombre es Renato”.
El auto tenía una llanta pinchada y para colmo
era una señora de edad avanzada, algo bastante incómodo. Renato se agachó,
colocó el gato mecánico y levantó el auto, luego ya estaba cambiando la llanta,
pero quedó un poco sucio y con una herida en una de las manos. Cuando apretaba
las tuercas de la rueda ella abrió la ventana y comenzó a conversar con él. Le
contó que no era del lugar, que solo estaba de paso por allí y que no sabía
como agradecer por la preciosa ayuda. Renato apenas sonrió mientras se
levantaba.
Ella preguntó cuánto le debía. Ya se había imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si él no hubiese parado para socorrerla, pero él no pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas, este era su modo de vivir, y respondió: “Si realmente quiere pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien necesitado, dele a esa persona de su ayuda, y acuérdese de mi.” Entonces se separaron y cada cual siguió su camino.
Algunos kilómetros después la señora se detuvo en un pequeño restaurante, la camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello, y le dirigió una dulce sonrisa... La señora notó que la camarera era pobre, y que estaba con casi ocho meses de embarazo, pero la misma no dejó que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud, y quedó curiosa en saber cómo alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se retiró siguiendo su viaje.
Ella preguntó cuánto le debía. Ya se había imaginado todas las cosas terribles que podrían haber pasado si él no hubiese parado para socorrerla, pero él no pensaba en dinero, le gustaba ayudar a las personas, este era su modo de vivir, y respondió: “Si realmente quiere pagarme, la próxima vez que encuentre a alguien necesitado, dele a esa persona de su ayuda, y acuérdese de mi.” Entonces se separaron y cada cual siguió su camino.
Algunos kilómetros después la señora se detuvo en un pequeño restaurante, la camarera vino hasta ella y le trajo una toalla limpia para que secase su mojado cabello, y le dirigió una dulce sonrisa... La señora notó que la camarera era pobre, y que estaba con casi ocho meses de embarazo, pero la misma no dejó que la tensión y los dolores le cambiaran su actitud, y quedó curiosa en saber cómo alguien que teniendo tan poco, podía tratar tan bien a un extraño. Entonces se acordó de Renato. Después que terminó su comida, y mientras la camarera buscaba cambio, la señora se retiró siguiendo su viaje.
Cuando la camarera volvió quiso saber dónde la
señora pudo haber ido para darle su cambio, entonces notó algo escrito en la servilleta, sobre la
cual había 4 billetes de $ 100,00. Se le cayeron las lágrimas de sus ojos
cuando leyó lo que la señora escribió. Decía:
“Tú no me debes nada, yo tengo bastante. Alguien
me ayudó hoy y de la misma forma te estoy ayudando. Si tú realmente quisieras
reembolsarme este dinero, no dejes que este círculo de amor termine contigo,
ayuda a alguien...”
Aquella noche, cuando fue a casa, cansada, se
acostó en la cama, su marido ya estaba durmiendo y ella quedó pensando en el
dinero y en lo que la señora dejó escrito.
¿Como puede esa señora saber cuánto ella y su
marido precisaban de aquel dinero? Con el bebé que estaba por nacer el próximo
mes, todo estaba difícil... se quedó pensando en la bendición que había
recibido, y terminó con una gran sonrisa, agradeció a Dios por todo y se volvió
hacia su esforzado marido que dormía a su lado, le dio un beso suave y susurró:
“Ahora todo estará bien. Te amo, Renato…”
-Tomado de internet
………………………………….La Biblia dice:……………………………………
“Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los
sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos.
¿Dónde
está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo?
¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? “ -1Co. 1.19-20
La ciencia nunca podrá explicar la existencia de
Dios, cuánto más va a poder explicar la existencia del cielo o del infierno,
del alma o del espíritu, del amor o la tristeza, del sacrificio o la entrega,
por decir algo… Y solo de esto último, de la Entrega, cómo explicar eso, ¿cómo
explicar cuando un hombre como José Martí dio todo de sí, incluso su vida, por
un pedazo de patria longitudinal y poco valorada como lo es hoy Cuba? ¿Hay
explicación para ello de tal manera que puedan ponerla sobre un tubo de ensayo,
llevarlo a 3.700° C. antes de pasarlo por formaldehído (para su conservación
segura), y exponerlo luego a algún tipo de bombardeo radiactivo para obtener la
masa pastosa, llega de carbono (ladrillo fundamental de todo lo vivo) y que
digan: ¡he aquí!, pudimos sintetizarla y la tenemos, al fin, la crema
hidratante y antioxidante de la ENTREGA, por fin, hecha ovillo!?...
La Biblia nunca se preocupa de demostrar todo
esto, sino antes bien SOLO los PRESENTA desde el primer versículo de la
Biblia:
“En el principio creó Dios los cielos y la
tierra.” -Gn. 1.1
¡Dios es simplemente presentado! De
ningún modo dice: Dios es esto, o esto otro, o tiene tal porte o forma o
volumen o masa, tampoco le pone a prueba “a ver si es cierto” que él es tan
real, o no, dentro de la existencia y la historia humanas. Dicho sea de paso, y
por lo mismo, tampoco la ciencia humana puede demostrar lo contrario, esto es,
que Dios no existe, así como otras cosas como las que he mencionado.
Ciencia y fe no van de la mano en este aspecto,
son senderos que nunca se rozan, ni se cruzan ni se acercan o alejan de acuerdo
a un punto en común que lo consideren juntos. Además la ciencia como la
conocemos del mundo y la ciencia de la cual habla la Biblia no son en lo
absoluto las mismas, mientras la primera trata de hallar explicación y un
sentido real y práctico a todas las interrogantes de la existencia, la segunda
tiene mas que ver con el poder, amor, autoridad y el discernimiento del
Espíritu Santo sobre nuestro propio espíritu, la ciencia bíblica atañe más
tanto a lo sobrenatural de Dios en la vida del hombre como a revelaciones,
juicios, sueños, visiones, sabiduría e incluso milagros; es por ello que un
hombre puede llamar a las cosas que aún no existen como si ya existieran, y
esto es la fe, tanto, como saber que se es salvo por medio de nuestro Señor
Jesucristo pero no haberlo visto ni oído nunca directamente, y aún así saber
con toda certeza que vamos rumbo al cielo. También por ello un predicador puede
hablar directamente al corazón de una persona en un auditorio, sin conocerla en
lo más mínimo, y decirle todas las cosas por las que ha pasado y con todo lujo
de detalles mientras le dice cuánto Dios le ama, dándole justo las palabras
adecuadas que el Señor quiere que el predicador se las transmita. También me ha
pasado algunas veces esto: justo las palabras que necesitaba oir las tuve en el
momento indicado, sin haberlo yo pedido o pensado, sin que la persona que me
dijo algo supiera o sospechara en forma alguna de mis necesidades o
preocupaciones del momento; eso es ciencia, semejante a la sabiduría pero con
un perfil mas bien “personalizado”, donde el Espíritu Santo de Dios actúa en
formas insospechadas, y a través de sus siervos. Por esto también un
incrédulo no puede entenderlo y peor poseer tal don, que es dado del cielo
por el Espíritu “como él bien quiera darlo”:
“Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de
sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; …” -1Co.
12.8
“Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo
Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” -1Co.
12.11
Además de todo lo dicho hasta ahora, la ciencia
del mundo será destruida en su totalidad cuando las profecías se cumplan por
completo en el juicio final y se manifieste la creación de nuevos cielos y una
nueva tierra, conforme a lo ya estipulado por el Señor en el libro del
Apocalipsis del apóstol Juan:
“Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los
sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos.
¿Dónde
está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo?
¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? “ -1Co. 1.19-20
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el
primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.” -Ap.
21.1
De paso, ¿no sería interesante ver lo que diría
un evolucionista (ahora mismo) sobre lo que el Dios de la Creación volverá a
re-hacer?... ¿Cómo podrá explicar que él vuelva a hacer en el futuro otro
planeta, mucho mejor y perfecto, al que ya conocemos?... La ciencia en el mundo
tiene en si misma las raíces de la incredulidad humanas, lo cual detallaré en
el siguiente mensaje, al no dejar que Dios sea el soberano en nuestras vidas y
que él estipule lo mejor para la humanidad como debía haber sido, desde el
jardín del Edén, tal como aún hoy rige en la gravedad, la termodinámica, o la
vida y la muerte de todas las cosas en el universo, estrellas, flores o lagos,
solo por mencionar algo.
“Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado,
evitando las profanas platicas sobre cosas vanas, y los argumentos de la
falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos se desviaron de la fe.”
-1Tm. 6.20-21
La ciencia del hombre solo puede demostrar la
existencia, por ejemplo, de Jesús bajo el imperio de Tiberio César (14 al 37
D.C.), y su crucifixión y muerte en documentos romanos de la época, pero no
puede demostrar la nulidad de uno solo de sus milagros como la resurrección de
Lázaro o su propia resurrección, la transfiguración de la cual fueron testigos
tres de sus apóstoles, o el testimonio y fe de una mujer sirofenicia, o el de
una samaritana desdichada a quien dio la mayor de las esperanzas, otra liberada
de siete demonios, otra sanada de su flujo de sangre, otra perdonada a costa de
un costosísimo perfume que bien valía el rescate de un rey…
Y qué de Moisés cuando abrió el mar rojo y pasaron
en seco a la otra orilla (Ex. 14.16), o Josué y la toma de Jericó
con danzas y panderos y flautas… (Jo. 6.2-5) igual que Josafat contra
los amonitas y moabitas (2Cr. 20.22)… la ciencia simplemente no puede
demostrar que estas ocurrieron dados los milagros que los envuelven en el poder
de Dios. ¿Cómo puede un hombre con una simple vara abrir el mar, y hacer pasar en
seco a todo un pueblo?, o ¿cómo ganar una batalla con música de alabanza al
Creador y no con armas convencionales de la época: lanzas, jabalinas, arcos y
flechas, dagas, y ni un solo puñal?... ¡La ciencia jamás podrá explicar tantas
cosas que la fe logra de por sí!:
"Profesando ser sabios se hicieron
necios." -Ro. 1.22
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