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03/01/09 10:32
A Lydia Cabrera y a su negrita
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.
Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus cepas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.
*****
Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quite la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapan
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montando en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena,
yo me la levé al río.
Con el aire se batían
las espaldas de los lirios.
Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costutero
grande, de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.
-“Romancero Gitano”, Federico García Lorca
………………………………….La Biblia dice:……………………………………
“Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo
os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró
con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de
caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus
miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” -Mt. 5.27-29
La vida para el varón en estos días es realmente
difícil ante el poder e influencia de la mass media: internet, radio, cine,
periódicos, revistas, afiches, televisión y hasta los celulares inclusive,
explotan la imagen de la mujer como un simple aparato comercial para
necesidades creadas y, como creadas que son, insatisfechas para la mayoría de
personas que las toman en cuenta.
Pregunta: ¿qué tiene que ver una hermosa chica
“casi desnuda” con cuatro neumáticos que “promociona” un cierto local a bajo
precio, por alguna festividad? (Dicho sea de paso que el término: promoción,
implica un grupo de estudiantes que acabando el colegio o la universidad son
“promovidos” –de ahí el vocablo- a una vida estudiantil superior y a futuro
cercano).
Los ejemplos van de los más variados: esa misma
chica y una cerveza, esa chica y una cuenta bancaria, una chica y una variada
oferta en la adquisición de pinturas para pared o vinilo; sin tener nada que
ver el cuerpo físico de una mujer con un par de brochas o un auto familiar o un
reloj de bolsillo, todo varón afronta el reto de mantener sus ojos puros
ante el continuo bombardeo visual del marketing moderno, los intereses creados de
las fábricas o las empresas o ciertas autoridades quienes con tal de alcanzar
un objetivo no miden valores, ni hay en ellos temor de nuestro Creador, ni les
frena espíritu ni conciencia alguna.
Resulta difícil para alguien como yo, que ha
visto y ha buscado pornografía, como algo normal, de “hombres”, desde la
experiencia infantil y hogareña con revistas que su padre escondía bajo la cama
hasta las que compañeros de aula llevaban al colegio, y mejor si eran de chicas
de telenovelas o películas o cantantes; resulta bastante difícil volver a tener
los ojos puros con los que no se busca, ni se puede ver, a una mujer como un
simple objeto de fantasías sexuales, muy ajenas a la pureza del matrimonio tal
como Dios lo creó en sus inicios. Y se de lo que estoy hablando cuando escribo
todo esto, ¡no es sencillo!
En la Facultad de Artes, cuando tocaba dibujar un
cuerpo femenino (o masculino) desnudo siempre teníamos a disposición, y con un
horario muy cumplido, una chica o un muchacho que posaban de acuerdo a las
prácticas a las que éramos sometidos por nuestro querido profe, de modo que
aprendiéramos a identificar, imaginar, insinuar, provocar, resaltar, expresar,
en líneas, trazos, manchas, perfiles, siluetas o sombras, luces o destellos la
imagen preciosa que teníamos ante nuestros ojos por unos instantes perfecta y
gentilmente lúdicos. Y el resultado final siempre adquiría un brillo propio ya
sobre el papel, sea con sanguina o pastel o lápiz o a brochazos!...
Nunca, en forma alguna, se veía a “la modelo”
como un objeto y peor aún como un objeto sexual; el arte implica una pureza de
ser, de palabra, de obra, de espíritu, de hombría incluso que no admite
semejante barbarie en la mente que la resguarda, la ama en su ser y su esencia,
la cuida y la disfruta. Sin embargo, aprendí también una verdad muy grande
sobre este tema del saber mirar el cuerpo humano, femenino sobretodo, y que nos enseñó el "profe":
"La desnudez incompleta es más sensual, provocativa y sexual que la desnudez completa".
La razón es, en realidad, muy sencilla de entender, pues la desnudez completa no deja tanta libertad a la imaginación, como aquella “casi desnudez” en la cual se insinúan las partes íntimas a las fantasías del hombre (de ahí el peligro moral que la mujer provoque al hombre sexualmente con usar bikinis o peor las famosas tangas).
"La desnudez incompleta es más sensual, provocativa y sexual que la desnudez completa".
La razón es, en realidad, muy sencilla de entender, pues la desnudez completa no deja tanta libertad a la imaginación, como aquella “casi desnudez” en la cual se insinúan las partes íntimas a las fantasías del hombre (de ahí el peligro moral que la mujer provoque al hombre sexualmente con usar bikinis o peor las famosas tangas).
Todos los medios de comunicación usan este
principio para aplicarlo a sus ventas, y es por ello que atañe tanto éxito, el
inconciente del hombre no ve realmente el producto en oferta, es mas bien la
oferta sexual implícita de una mujer con “pocos trapos” lo que lo llama a
consumir tal o cual cerveza, si la A ofrece los mejores cuerpos de mujer, la B
o la C no tendrán más remedio que acudir a las mismas tretas (o tetas…)
comerciales (y lo hacen…) con tal de vender su producto. El día en que apareció
el bikini fue el día en que la mujer terminó por perder todo pudor, toda
vergüenza, y ahora es visto como algo “normal” en cualquier piscina o playa del
mundo. Incluso este artículo puede ser tomado como algo escrito por un
machista o un retrógrada o un cavernícola, a los ojos de
algunas personas de nuestros días.
Mas el fin no es el de discutir esto, sino
afrontar el hecho de que la mujer ha pasado a ser solo un objeto, sensual o
sexual, material o fantástico, lúdico o comestible: grandes pechos que “se
muestran” o buenas caderas o buenas piernas, nada se deja cubierto, todo se
exhibe como los chocolates o el pan o la bisutería en una vitrina; y es en este
medio que los ojos de un hombre deben desenvolverse y mantenerse puros para el
Señor, para su Creador, es por ello que Jesús nos exhorta a no volver a ver de
nuevo a una mujer con los ojos con que antes las veíamos, el adulterio y la
pornografía de Hollywood, Playboy, y otras empresas inmecionables debe ser
tajantemente rechazada por todo el que se considere ser un digno hijo de Dios,
que va rumbo al cielo, algo difícil de lograr en un mundo que lo que más ofrece
son mujeres de todos los tipos y con cuerpos o retoques cada vez más y más
perfectos (pero tan solo el cuerpo).
“… cualquiera que mira a una mujer para codiciarla,
ya adulteró con ella en su corazón”.
Solo el poder de Dios en la vida de un hombre
puede lograr evitar tal adulterio (solo mirar… y desear… ), a tal punto que
pueda decirse del tal hombre en nuestros días, como Dios mismo se expresó de un
hombre así hace ya mucho tiempo, el rey David, el dulce cantor de Israel:
“… Jehová se ha buscado un varón conforme a su
corazón, al cual Jehová ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, …”
-1Sm. 13.14
‘Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su
parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no
mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus
ojos, pero Jehová mira el corazón (de David!).”
-1Sm. 16.7
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