La esencia del amor

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23/12/08 06:31



METAMORFOSIS

Era un cautivo beso enamorado
de una mano de nieve, que tenía
la apariencia de un lirio desmayado
y el palpitar de un ave en la agonía.

Y sucedió que un día,
aquella mano suave
de palidez de cirio,
de languidez de lirio,
de palpitar de ave,

se acercó tanto a la prisión del beso,
que ya no pudo más el pobre preso
y se escapó; mas, con voluble giro,

huyó la mano hasta el confín lejano,
y el beso que volaba tras la mano,
rompiendo el aire, se volvió suspiro.


-Luis G. Urbina





………………………………….La Biblia dice:……………………………………
“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.
El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”.   -1Jn. 4.7-8 



Hoy en día vemos muchos casos de parejas casadas o no, que han caído o están en camino de llegar, en casos más severos, incluso a la violencia del uno contra el otro, casos en los que un marido o la esposa mata a todos en su hogar y luego se suicida, o intenta hacerlo; casos recientes en los cuales una pareja llega a enfrentarse a machetazos o a golpes, y lo increíble radica en el hecho de que “alguna vez se amaron”, hubo una ocasión en la cual prometieron cuidarse y amarse mutuamente “hasta que la muerte los separe” pero, la muerte no tiene trabajo mayor si ya la unión que juraron defender y valorar sus propias manos la han ido destruyendo, y lo único que se llevará la muerte más tarde o más temprano, serán los despojos de un hogar ya desvastado.

Esto nos demuestra con claridad que el amor no radica ni ha radicado nunca en el corazón del hombre, por sí mismos él o ella no pueden ni saben amar realmente, lo que “dicen amar” solo se basa en cubrir necesidades insatisfechas, por decir algo, el hombre que se “siente solo” y busca complemento a esa soledad, no otra cosa; o la mujer que anhela la riqueza material que no puede generar por sí misma y la busca en las manos que también “dicen quererla”; así, los ejemplos pueden ser muchos, la mente humana y su raciocinio generan tantos conceptos o ideas propias que a simple vista parecen óptimas para un momento o situaciones de este tipo dadas. Mas la verdad eterna es que el corazón humano por sí mismo no puede amar ni es capaz de saberse amado.

La Biblia nos revela algo muy especial:
Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él.”  -Jn. 4.16

O, dicho de otra manera, el amor proviene de Dios pues es la esencia de su naturaleza y de su persona, él es, en sí mismo, la ESENCIA de TODO AMOR que encontremos en nuestro camino; es por ello que ningún hombre ama realmente de suyo propio, la más ligera muestra de amor que el hombre demuestre en un momento dado proviene del más pequeño grano de polvo celestial de sus sandalias eternas y, por lo mismo, es solo presunción y en muchos casos franca soberbia el que alguien diga que es capaz de amar lejos del Supremo Creador de los cielos y de la tierra.

El amor entonces tiene dos caras de una moneda, la escritura dice tanto que:
1)      El amor le pertenece en su más pura esencia a Dios.
2)      Él mismo, en su más pura esencia, es amor; solo él.

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.  
… porque [solo] Dios es amor”.


“Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios”.   -Lc. 18.18-19



La Biblia no contiene ni siquiera un solo versículo por el cual mencione que algún hombre o alguna mujer sean o hubiesen sido o serán de alguna forma AMOR, solo dice eso del Señor; no en vano, el apóstol Pablo exhorta a maridos y esposas que “APRENDAN A AMAR” a su pareja, pues en lo más íntimo de nuestro ser somos egoístas por naturaleza, y nunca vemos antes de casarnos todo aquello que podremos ofrecer, sino mas bien, todo lo que vamos a recibir de esa relación en el matrimonio:

Maridos, AMAD a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. -Col. 3.19

Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte; no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien; que ENSEÑEN a las mujeres jóvenes A AMAR a sus maridos y a sus hijos, … -Ti. 2.3-4

Estos versículos son muy importantes en una época en la cual hay mujeres que no saben lo que es amar a sus propios hijos, muchas incluso los matan o los abortan sin remordimiento ni sensibilidad alguna. Peor aún que en realidad sepan amar a su respectiva pareja, tanto como muchos hombres tampoco suelen hacerlo hacia ellas.

Entonces, he aquí el secreto:
¡Maridos, esposas, novios que están a poco de hacer promesas de amor extensas o incluso fatuas!, mas vale que dediquen tiempo a pedir en oración de nuestro Dios esas gotas de amor que necesitamos de su perfume, para rociar con ella nuestro propio corazón que en sí mismo no puede ni sabe amar, a fin de tener día con día, algo que refresque la relación que Cristo mismo desea sea feliz y completa con su propio cònyugue.

Busque todo amor en Dios, pídale que lo llene siempre para solo entonces tener algo que ofrecerle a su pareja, nunca olvide los chocolatitos, los ramos de flores o la cita inesperada, nunca deje de coquetear única y exclusivamente con esa personita tan especial que Dios le ha dado para su vida, ¡hombres!, aprendan esto: la mesera NO ES “su amorcito” y tampoco su compañera de trabajo, solo y únicamente SU esposa; ¡mujeres!, aprendan a valorar a sus respectivos maridos y a honrarlos AÚN si solamente es un simple heladero de los parques públicos:


“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque [solo] Dios es amor”.





“…si no hay amor, la seguridad carece de sentido. Sin amor, el estanque es un desierto, por tranquilo que sea.”

-“Los días del cisne”, artículo de Margot McWilliams (tomado de la revista Selecciones, abril de 1994)




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