08
08/12/08 09:14
Tendría en ese entonces unos 10 anõs, y estaba
viendo alguna de mis series favoritas, no recuerdo bien cual de ellas, creo que
“Los Superamigos”, “Hulk, el Hombre Increíble” o “El Hombre de los Seis
Millones de Dólares”. Lo realmente cierto es que estaba tan entretenido que no
escuché nada sino cuando mi mami prácticamente me gritaba que le ayude a meter
al garaje la camioneta a mi papi, ya en la tarde de un fin de semana; pero no
lo hice, porque justo era lo más interesante de mi serie favorita lo que me
mantuvo como chicle frente a la pantalla de ese televisor.
Solo cuando oí los gritos provenientes del patio
comprendí lo que había provocado mi falta de atención al respecto, era seguro
que uno o los dos cachorritos recién comprados en el mercado de San Roque se
habían atravesado en el garaje y cayó, o cayeron, bajo las ruedas antes que mi
papi pudiera hacer algo. Lo que, efectivamente, sucedió.
Uno de ellos, el que era blanco con negro,
destrozado, sangrando y agonizante estaba en manos de mi papi cuando salí y si
bien no recuerdo las palabras de reproche que recibí por no ayudar a tiempo,
una mirada de reproche perfectamente delineada en su rostro no es para nada
fácil de olvidar, tampoco ver el cuerpecito blanco, negro y rojo como al final
quedó y que, si hubiera obedecido antes no hubiera muerto esa tarde ni de esa
forma tan atroz.
La Palabra de Dios nos ofrece algunos ejemplos de
cómo acaba un hombre al desobedecer los mandamientos o los principios que él
nos da y que siempre son para nuestro propio bienestar, como el pastror Adrián
Rogers decía, cuando nos dice: “No” está diciendo: “No te lastimes”. Y cuando
dice: “Sí” está diciendo: “disfrútalo”. Cada uno de los preceptos bíblicos
ofrecen su doble matiz, su doble cara de una misma moneda circular, el uno te
hará daño, el otro te hará un bien. Y tanto el bien o el mal que obtengas en
ello claramente se impregnará en tu vida.
Un hombre que escucha decir: “No cometerás
adulterio” y lo hace, adjunta basura espesa y pesada a la puerta de su casa y
lleva llamas a un hogar que tiene que arder con fuego propio, jamás extraño,
porque en la naturaleza del matrimonio que el Señor instauró solo dos son los
que hacen tal fuego perfecto, perpetuo y hermoso. Cualquier incienso de afuera
quiéralo o no tan solo lo contamina con su hollín de basurero. Y hasta su olor
pasa de ser fragante a por demás nada grato.
Si oye decir: “No darás falso testimonio” y lo
hace, ese hombre deja de pertenecerle a Dios pues es el Diablo el verdadero
padre de mentira y quien miente se vuelve un hijo de su naturaleza maligna, y
no del Señor Jesús quien es llamado “el Fiel”, “el Digno”, y “el Verdadero”
siempre.
El rey Saúl acabó por desobedecer frontalmente a
Dios y terminó en el suicidio. Y el suicidio espiritual es lo más tétrico,
peligroso y definitivamente tenebroso donde un hombre puede llegar a caer. Mas
vale, hoy, hoy día, en este tiempo, que le entreguemos por completo nuestro
ser, necesidades, frustraciones, cargas, dudas, esperanzas, decisiones, a aquel
que puede sacarnos de las tinieblas en que vivimos en el mundo a “la luz
admirable” que está en conocer a nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Si le
entregas todo de ti a él, él sabrá cómo enderezar tu vida de modo de llevarte
poco a poco, pero con firmeza, a la obediencia plena que necesitamos vivir para
ser llamados dignos hijos suyos, de su casa y de su celestial hogar en el
futuro.
No saber escuchar resulta ser tan peligroso como
usar la lengua sin medir consecuencias de aquello que se juzga y que se habla.
Si YO HUBIERA OBEDECIDO ese día a mi madre otro perrito nos hubiera acompañado
a las montañas como el que quedó: “Osito”, que nos siguió siempre en nuestras
aventuras de juegos y campamentos infantiles por el Pichincha, o por el barrio
o por el parque. Tendría algo más que contarles de un pequeño y peludo
compañero y sus travesuras.
………………………………….La Biblia dice:……………………………………
“Acontecerá que si OYERES atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones y te alcanzarán,…” - Dueteronomio 28.1-2a
“Con misericordia y verdad se corrige el pecado, y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal.” -Proverbios 16.6
“Si soportáis la disciplina, Dios os trata como hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? - Hebreos 12.7
“Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti, solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. La voz de Jehová clama a la ciudad, es sabio temer a tu nombre.” - Miqueas 6.8-9a
.