Juan Darién (fragmento)

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12/12/08 11:08



(…)
El tigre no movió una sola ramita al recogerse para saltar. Saltó sobre el domador; de una manotada lo derribó desmayado, y cogiéndolo entre los dientes por la cintura, lo llevó sin hacerle daño hasta el juncal.

Allí, al pie de las inmensas cañas que se alzaban invisibles, estaban los tigres de la selva moviéndose en la oscuridad, y sus ojos brillaban como luces que van de un lado para otro. El hombre proseguía desmayado. El tigre dijo entonces:

-Hermanos: Yo viví doce años entre los hombres, como un hombre mismo. Y yo soy un tigre. Tal vez pueda con mi proceder borrar más tarde esta mancha. Hermanos: esta noche rompo el último lazo que me liga al pasado.

Y después de hablar así, recogió en la boca al hombre, que proseguía desmayado, y trepó con él a lo más alto del cañaveral, donde lo dejó atado entre dos bambúes. Luego prendió fuego a las hojas secas del suelo, y pronto una llamarada crujiente ascendió. Los tigres retrocedían espantados ante el fuego. Pero el tigre les dijo: "¡Paz, hermanos!", y aquéllos se apaciguaron, sentándose de vientre con las patas cruzadas a mirar.

El juncal ardía como un inmenso castillo de artificio. Las cañas estallaban como bombas, y sus gases se cruzaban en agudas flechas de color. Las llamaradas ascendían en bruscas y sordas bocanadas, dejando bajo ella lívidos huecos; y en la cúspide, donde aún no llegaba el fuego, las cañas se balanceaban crispadas por el calor.

Pero el hombre, tocado por las llamas, había vuelto en sí. Vio allá abajo a los tigres con los ojos cárdenos alzados a él, y lo comprendió todo.

-¡Perdón, perdóname! -aulló retorciéndose-. ¡Pido perdón por todo!

Nadie contestó. El hombre se sintió entonces abandonado de Dios, y gritó con toda su alma:
-¡Perdón, Juan Darién!

Al oír esto, Juan Darién alzó la cabeza y dijo fríamente:

-Aquí no hay nadie que se llame Juan Darién. No conozco a Juan Darién. Éste es un nombre de hombre, y aquí somos todos tigres.

Y volviéndose a sus compañeros, como si no comprendiera, preguntó:

-¿Alguno de ustedes se llama Juan Darién?

Pero ya las llamas habían abrasado el castillo hasta el cielo. Y entre las agudas luces de bengala que entrecruzaban la pared ardiente, se pudo ver allá arriba un cuerpo negro que se quemaba humeando.

-Ya estoy pronto, hermanos-dijo el tigre-. Pero aún me queda algo por hacer. 

Y se encaminó de nuevo al pueblo, seguido por los tigres sin que él lo notara. Se detuvo ante un pobre y triste jardín, saltó la pared, y pasando al costado de muchas cruces y lápidas, fue a detenerse ante un pedazo de tierra sin ningún adorno, donde estaba enterrada la mujer a quien había llamado madre ocho años. Se arrodilló -se arrodilló como un hombre-, y durante un rato no se oyó nada.

-¡Madre! -murmuró por fin el tigre con profunda ternura-. Tú sola supiste, entre todos los hombres, los sagrados derechos a la vida de todos los seres del Universo. Tú sola comprendiste que el hombre y el tigre se diferencian únicamente por el corazón. Y tú me enseñaste a amar, a comprender, a perdonar. ¡Madre!, estoy seguro de que me oyes. Soy tu hijo siempre, a pesar de lo que pase en adelante pero de ti sólo. ¡Adiós, madre mía!

Y viendo al incorporarse los ojos cárdenos de sus hermanos que lo observaban tras la tapia, se unió otra vez a ellos.

El viento cálido les trajo en ese momento, desde el fondo de la noche, el estampido de un tiro.
-Es en la selva -dijo el tigre-. Son los hombres. Están cazando, matando, degollando.

Volviéndose entonces hacia el pueblo que iluminaba el reflejo de la selva encendida, exclamó:
-¡Raza sin redención! ¡Ahora me toca a mí! 

Y retornando a la tumba en que acaba de orar, arrancóse de un manotón la venda de la herida y escribió en la cruz con su propia sangre, en grandes caracteres, debajo del nombre de su madre:
“Y
JUAN DARIÉN ”

-Ya estamos en paz -dijo. Y enviando con sus hermanos un rugido de desafío al pueblo aterrado, concluyó:

-Ahora, a la selva. ¡Y tigre para siempre!

-“Cuentos de la selva”, Horacio Quiroga





………………………………….La Biblia dice:……………………………………
“Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, …
Y viniendo a la casa de su padre en Orfa, mató a sus hermanos los hijos de Jerobaal, setenta varones,, sobre una misma piedra; …

Y vino Abimelec a la torre, y combatiéndola, llegó hasta la puerta de la torre para prenderle fuego. Mas una mujer dejó caer un pedazo de una rueda de molino sobre la cabeza de Abimelec, y le rompió el cráneo.” - Jueces 9.1/5/52-53


“Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira lo que está en su corazón.” - 1 Samuel 16.7





Algunos aspectos del pecado son:

- Es algo que tarde o temprano “NOS ALCANZARÁ”. Es decir, que tarde o temprano habremos de dar cuenta a nuestro Creador por todo lo malo que hemos hecho ante sus ojos.

- Es algo que Dios no dejará sin un justo CASTIGO. El antiguo testamento da cuenta clara de ello cuando castiga severamente a su pueblo infiel en Éxodo, Jueces o Jeremías por ejemplo; o libros como Joel, Zacarías e Isaías donde hallamos a un Dios que castigará TODO pecado al final de los siglos cuando el juzgue todas las cosas. El nuevo testamento declara lo mismo en Romanos, Gálatas, Juan o Mateo y, sobretodo, en el Apocalipsis.

- “Porque la paga del pecado es la MUERTE”, ha dicho Dios, no hay otro camino más cierto que este y al que aquellos que rechazan a Jesús como su Señor y Salvador, se verán ineludiblemente enfrentados cuando toda oportunidad de arrepentimiento y de volverse a su Dios se haya terminado.

Hebreos 9.27 también lo aclara firmemente:
“…de manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio.”

- Es algo que ENTRA con suavidad, satisface el momento y llena el corazón vacío del hombre solo por un momento mas al final TERMINA mordiendo como la serpiente que lo incitó: nuestra propia concupiscencia que es la lujuria, la fornicación, la mentira, la avaricia, la envidia, la murmuración, malos deseos, el egoísmo, la venganza, cualquier cosa en la que sabemos bien tenemos nuestra debilidad propia. Y de la cual solo el Señor puede salvarnos.

- Por último, lo más peligroso no es que no se le tome en cuenta al pecado como tal, sino más bien que se lo TOMA A LA LIGERA. Estamos llenos de novelas y películas que hacen ver el pecado como algo sin mayor peso ni importancia, “Sexo en la ciudad”, “Amas de casa desesperadas”, “José Luis”, “El engaño”, “El cuerpo del deseo”, etc., son solo poquísimos ejemplos de esta tendencia en hacer ver el pecado como algo que se puede tomar sin que las espinas que lleva pueda de alguna forma tocarnos.

La Biblia dice: “CREE en el Señor JESUCRISTO, y serás SALVO.” Hoy vivimos el tiempo de la misericordia y del amor de Dios para con nosotros, para cualquiera que entienda con claridad su urgente necesidad de SALVACIÓN. Ruego a Dios que este sea el día y, quizá la hora, en que tu corazón pueda entender esto por medio de su Espíritu Santo. Pues llegará el día de tu muerte (día de juicio, ya no misericordia) y serás juzgado como ya han sido juzgados todos los muertos y están ahora mismo donde deben estar de acuerdo a su vida y a sus acciones.


“ …que mueran una sola vez, y después de esto, el juicio.” -Hebreos 9.27

“Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho:
Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
Y en sus mentes las escribiré,
añade:
Y nunca más me ACORDARÉ de sus pecados y sus trasgresiones.”
- Hebreos 10.15-17



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- álvaro rojas 
(Alvaro Roberto Pazmiño C.) 
alvarorojasdisenio@gmail.com
Ecuador: (593) 099 7896 192 (m) 
Colombia (57) 3188900642 (m) 

Sangolquí -Quito, Ecuador 











(Por estos días adjunto este mensaje en mi blog desde Medellín -visitando a mi ñañita bella-, Colombia, espero también poder dar mi testimonio en otra iglesia a la que ya me han invitado aun antes de llegar, Dios mediante; días que han sido un tiempo precioso; dos semanas anteriores estuve en Bogotá).
21 de junio de 2014 




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