Jabón, y ropa nueva


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15/10/08 12:29

 

 

Todo estaba enlodado, mi papi lo había recogido y puesto sobre la piedra de lavar para que al yo llegar me pusiera otra vez a remojar, enjabonar y lavar todo de nuevo.

 

El patio no tiene césped y es de tierra, con unos pasajes encementados y otros empedrados para pisar sin problemas, pero a fin de cuentas es de tierra y con lo que había llovido en la noche había lodo por todas partes, ahí es donde Dana había jugado con unas cuantas de mis medias que yo había dejado lavadas a que se secasen el día siguiente en el tendedero. Dana es una perrita adulta Rottweiller de mi hermana y es tan inquieta a pesar de la edad, que es capaz de ponerse a morder y a destrozar cualquier cosa que le parezca un buen juguete para su hocico. De modo que le parecieron unos buenos “chiclet’s” mis pobres medias.

 

A la mañana siguiente, ni modo, me tocó la “indignante” tarea de lavarlas de nuevo. En la noche mi hermana la había castigado en la cocina y esperábamos que para otra ocasión no vaya a hacernos el mismo “chistecito”. Es una costumbre que desde cachorrita ya había aprendido a no hacerla.

 

Sin embargo, lo que más me dolió llegó a la mañana siguiente: saliendo al trabajo, esperaba que como de costumbre me pidiera que le hiciera “cuchis” (caricias de todo tipo) antes de irme, pero no, (sabía perfectamente lo que había hecho) estaba en la puerta que da al garage pero no se acercó a la principal que está a un ladito, y donde yo me encontraba. Una miradita de arrepentimiento genuino es todo lo que yo hallé, en unos ojos de caracol negro que ya no hablaban. Tuve que acercarme y empezar a darle sus “cuchis” acostumbrados para que al irme se quedara tranquila; “ya pasó, no te preocupes” – le respondía. Y poco a poco volvió a tomar confianza y a pegar su cabezota de obsidiana dura sobre mi muslo.

Está perdonada, y lo entendió perfectamente.   

 

-Tomado del libro de mi testimonio "Estaría perdido sin ti", página 182. Álvaro Rojas. 

 

 

………………………………….La Biblia dice:……………………………………

“En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes.” - Sal. 86.7

 

Entiéndase esto:

El hombre NO ES PECADOR porque PECA, él PECA porque ES PECADOR.

 

La escritura dice que “no hay justo, ni aún uno”; por tanto el verdadero problema del hombre radica en su condición y en la condición de su corazón antes que en las condiciones externas, llámense pobreza, analfabetismo, rebeldía, desempleo, etc. Y nuestro Señor también lo declaró diciendo que lo que contamina al hombre no está en lavarse o no las manos, sino en el corazón, de donde “…provienen envidias, homicidios,…” y tantos males.

 

Pero, ahí es donde interviene la GRACIA de Dios, que si nos arrepentimos de corazón y pedimos que él nos perdone “él es justo para perdonarnos y limpiarnos de TODA maldad.” Por tanto, una vez que nos equivocamos de nuevo y pecamos podemos confiadamente acercarnos al trono de su Gracia buscando en nuestras oraciones su perdón, otorgado por medio de Cristo Jesús, Señor y Salvador nuestro.

 

Como Dana, he necesitado muchas veces de ese perdón. Mis fallas son diarias, mis errores van menguando, pero necesito su Gracia también para tener el poder y la convicción en mi propia vida de que lo que estoy compartiendo ¡es cierto! Un continuo mejoramiento en la calidad de vida en el Señor.

 

Nunca lo olvides, él ya sabe tu necesidad mas es necesario el declarárselo en el momento de la mañana de tu oración.

Como Dana, necesitamos eso.



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